Soy madre sin tener a mi hijo

En 2015 supe que estaba embarazada. La semana 23 del embarazo, a principios de junio, ingresé en el Hospital Sant Joan de Déu. La semana 24 me trasladaron a La Maternitat. El lunes 22 de junio a media tarde empecé a sentirme mal. Era la semana 26 de gestación. Debían ser ya las 23h cuando el dolor empezaba a ser insoportable. Estaba de parto. No recuerdo que emitía el televisor a monedas pero sí que estaba encendido.

A las 2 de la madrugada me llevan al paritorio, a los minutos me trasladan al quirófano. «Tranquila, respira hondo. Respira. Respira.»

«Despierta, despierta. ¿Cómo estás?» Estoy aturdida pero estoy bien. Durante los últimos día me han dicho varias veces: «Hasta podrías morir tú». Estoy viva.

«Tu bebé no ha sobrevivido, se ha intentado la reanimación durante unos minutos y…» El reloj del quirófano marca unos minutos pasadas las 3.

Tres años desde que ocurrió

Han pasado tres años desde aquella noche y madrugada. He cumplido 33, 34 y 35 años desde entonces. En diciembre cumplo 36. No importa, teniendo en cuenta que mi tía tuvo a mi primo a los 46, después de 10 años de intentos y varias pérdidas en distintas etapas… Soy muy joven.

La muerte de un hijo no se supera aunque aprendes a convivir con ella, o al menos lo intentas. Siempre lo había intuido. Cada vez que mi abuela hablaba de su Conradito, su tercer hijo y primer varón que murió cuando tenía cuatro meses y medio, se le quebraba la voz o se le saltaba la lagrima. Y sigue pasando. Los últimos tres días de la madre: «Nena, jo se com et sents. Només les que hem perdut un fill, perque sempre serà el teu fillet, sabem com es pateix. Tu ets mare i sempre seras mare.» Y lloramos un ratito las dos juntas. Llorar es bueno, no se reprima.

 

Eso lo sé: soy madre y siempre lo seré. Lo sabe mi abuela, también mi madre y por supuesto Mr Choco que también es padre y siempre lo será.

Soy muy consciente de ello. Me devolvieron a la habitación y al rato vinieron doctora, enfermera y psicóloga a decirme que ahora (o en un rato, pero poco) tenía que decidir si quería ver a mi bebé, que era una decisión muy personal y que cualquier cosa que decidiera estaría bien. «Pero se recomienda que lo veas para que asumas que es real y que esto ha pasado». Aunque lo que decidas está bien, los expertOs recomiendan que lo veas.

En un momento de lucidez y gracias también a la formación en feminismo que empezaba a adquirir, vi claro que una tía racional y materialista como yo no necesitaba ver el cadáver de un neonato de 26 semanas – ni seismesino era- para tener la certeza de que durante ese tiempo creció vida en mi interior. Porque mi hijo era los latidos que escuché cientos de veces esas últimas semanas. Él era esa necesidad de comer boquerones y aceitunas las primeras semanas. Sigo pensando que tomé la decisión acertada para mí en mis circunstancias.

Un par de años antes murió nuestra perra Illa. Tenía 5 años y llevaba año y medio con nosotros. Se puso malita del riñón y no se podía hacer nada. La llevamos a casa y con suero vivió dos días más. Llamamos al servicio del ayuntamiento para que la vinieran a recoger. Estaba fría y tiesa cuando la metieron en la bolsa. Veintipico kilos.

Además un bebé parido a las 26 semanas de embarazo le falta muuucho por formarse. Tan solo sobrevive un 0,001% (porcentaje orientativo) y mayoritariamente niñas. Aunque ya sospecharía muy poco que en un hospital como ese pudieran robarte un bebé al tuntún… ¿quién va a robar un bebé que en caso de sobrevivir pasaría semanas en la UVI neonatal? Pues nadie.

Por eso decía que soy una tía racional, porque tomé la decisión de no ver a mi bebé muerto, basándome en datos y experiencias anteriores, en el peor momento de mi vida y medio sedada… «Piri lis ixpirtis dicin…» PAVO CÁLLATE. Todavía no había amanecido. Mi hijo nació y murió el 23 de junio de 2015.

Dos días más tarde me subieron a planta y al día siguiente me dieron el alta. Volvía a casa. La cuarentena. El duelo. Pasan los días y poco a poco vas recuperando la normalidad. Los recuerdos de la experiencia vivida cada vez ocupan menos tiempo en tus pensamientos.

La herida va cicatrizando. Habrá momentos duros. Yo recuerdo como una tortura, cada uno de los emails que recibía del departamento de RRHH para notificar el nacimiento en una empresa bastante grande en la que trabajé. «Fulanito ha sido papá. La mamá y el bebé se encuentran bien. Nuestra enhorabuena.» No es que hayan dejado de alegrarme estas noticias (sobre todo cuando conoces a las personasen cuestión), todo lo contrario. Cuando tu quieres concentrarte en tu trabajo, recibir más de 30 correos de este tipo en un año es doloroso, porque ni sabes quien coño es Fulanito, ni te importa. Y menos siendo una trabajadora temporal.

O cuando alguna vez te dicen: «¡qué bien estás sin niños!», pero no alguien que no conoce tu historia… Y se te humedecen los ojos y se cambia de tema. Túpido velo.

En una ocasión mencioné mi embarazo con naturalidad, en plan: pues yo cuando estaba embarazada lo que sea… Y notas que algo desagrada a tus interlocutores y decides callar.

Y bueno, por eso quería publicar este texto. Porque creo que nos hace falta hablar de estas cosas. La vida es dura y todas pasamos momentos difíciles. No todos los embarazos se llevan a término, ni todos los neonatos sobreviven.

Quiero mencionar ahora el tuit que publicó la ilustradora Paula Bonet hace unos meses.

A mí me ha servido expresar mi dolor y sentimientos. Llorar o escribir, es doloroso pero muy aliviante y terapéutico. También he visto más películas y series que en toda mi vida.

Río, disfruto y bailo como antes gracias, en parte, a muchísimas personas. No tengo una gran red de apoyo en cuanto a número (No facilitó tener personas de confianza cerca que mr Choco y yo nos hubieramos mudado poco antes a unos kilometros de Barcelona). Pero mis pilares de apoyo siempre han estado conmigo: mi madre, MrChoco y mi familia más cercana. Os quiero a todos.

Mi peñita, que son algo así como mis compis de curro virtuales. O la clase de amigos que podrías conocer en los mejores campamentos de tu infancia. Porque, quizás sin saberlo, me habéis dado el calor que necesitaba en momentos en los que estaba más flojilla. Gracias mi Susana, Alfonso mi piratuelo, Nubecita, er Migue, Isaac, Fonk y Guillermo. Normalidad y risas. Y también gracias Llatzer, Didi, Glamir y Javi. Os adoro.

Muchas gracias a otras muchas que a través de sus palabras han sabido hacerme sentir escuchada y de las que he podido aprender mucho. Con alguna apenas he intercambiado algún mensaje, otras ni me conocen y otras son completas desconocidas. También hay amigas. Otras, en vez de palabras, me habéis dado abrazos más largos y fuertes. Quería agradecer por hacerme sentirme: acompañada, comprendida, querida y muchas más cosas bonitas. Todas y cada una de estas personas sois importantes para mí y quería contarlo.

Tengo mucho que agradecer. Y si contar mi experiencia puede servirle de algo a alguien, como a mí me ha ayudado leer las vivencias de otras, con eso me quedo.

Y finalmente gracias a todas las que habéis leído hasta aquí. 🙂

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14 comentarios Añade el tuyo
  1. Me lo he leído hasta el final como buen seguidor fiel, mi hijo nació en la maternidad en Diciembre del 2003 (que tiempos aquellos) Eres muy fuerte para llevar esa carga pero tu puedes con ella.
    Te dejo un CS y un ALS para futuras ganancias.

    Un abrazo.

  2. Yo recuerdo sus pataditas como si fuera ayer….y ahora hace 5 años que pasó…
    Siempre digo que yo tuve tres hijos,porque lo tuve,porque lo quise y porque aunque no lo tenga lo sigo queriendo.porque durante 20 semanas fuimos 2 en uno,y eso nadie me lo puede arrebatar
    Eres muy grande Cris
    Un besazo

    1. Ay Miren, qué ilusión tu comentario. Siempre me acuerdo de ti y de todas las historias parecidas pero únicas, las que «salen mal» que quedan como olvidadas.
      A ver si este veranito coincide que nos podamos ver en algún lugar, un beso enorme!!

  3. Es triste ver sufrir a quien quieres sin poder absorber el dolor q siente, sin poder hacer nada para cambiar la situacion, pero el hecho de compartirlo y como dices q pueda ayudar a otras personas , es el principio de una nueva etapa q te permita seguir luchando como lo hiciste por tu hijo…pero ahora por ti y tu futuro y tambien x tu mr.choco.
    La vida nos pone obstáculos difíciles pero vale la pena seguir. Eres valiente, fuerte y sensible

  4. Un conjunto de emociones encontradas.
    Te sentí en cada una de tus palabras. Una pena que hayas tenido que pasar por algo así pero me da mucho gusto que hayas sabido afrontarlo y que hayas compartido esta experiencia con todos nosotros.
    Eres una mujer muy valiente. Un gusto leerte, saludos!

    1. La verdad es que escribir este texto no me resultó nada fácil emocionalmente hablando. Era algo que necesitaba compartir con todo el mundo, sobre todo por el tabú que es aún hoy día en nuestra sociedad, por eso me alegra mucho que hayas dejado un comentario tan bonito.
      Muchas gracias Mi Vida Simple, nos vamos leyendo 😉

    1. Muchas gracias manchego. Siempre será mi hijo y lo llevo en el corazón. Poquito a poco la herida va cicatrizando y una parte muy importante fue y habéis sido mi peñita saludadora y ALS, todo hay que decirlo. Un abrazo muy grande!!

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